Las 45 mejores huecas de Ecuador en Mesabe

Es importante preguntarse de dónde viene lo que comemos y mejor aún si entendemos el impacto ambiental y social de esos ingredientes que degustamos. En la búsqueda de lugares con este tipo de responsabilidad gastronómica encontré Martín Pescador, un local ubicado en la Avenida América N34 y Lallement, en Quito.
No se trata de un simple restaurante, es un centro de comercialización y revalorización de la cultura del manglar. Es decir, compra a asociaciones de pescadores de las provincias de Esmeraldas, Guayas, Manabí, Santa Elena y El Oro sus productos a buen precio evitando intermediarios...en pocas palabras; impulsa el comercio justo. Lo más importante es que trabaja por la protección del ecosistema de manglar, que ha sido destruido por la implementación de piscinas dedicadas a la producción industrial de camarón.
El manglar es un patrimonio natural donde crecen cientos de especies y fuente de alimentos de pueblos ancestrales. Por esa razón Martín Pescador trabaja en esta iniciativa para proteger esta forma de extracción sostenible con el ambiente. Además, utiliza coco, naranjas, plátano verde y otros productos que compra a través de comercio justo.
Además del fondo social, la comida es riquísima. Se prepara en el instante y su sabor es casero. En la cocina María y su equipo están pendientes de la sazón para complacer el paladar de los comensales.
Todo el menú es muy rico. Si me piden una recomendación el jugo de coco es imperdible. El encocado y la bandeja de manglar son dos opciones perfectas para probar.
Precio promedio por persona: USD 15
Horarios: miércoles a domingo de 11:00 a 18:00
Este tema de sostenibilidad se direcciona con el proyecto Slowfish.
Dicen que el mejor lado es el desconocido, aquel natural y sin pretensiones de ningún tipo. No se trata de personas -aunque también aplica- sino de lugares y un buen ejemplo es la provincia de Esmeraldas (Ecuador); su infraestructura hotelera y restaurantes son riquísimos, pero al explorar playas vírgenes la experiencia gastronómica se vuelve algo del otro mundo.
Punta Galera es una playa de pescadores y eso se refleja en la frescura de los mariscos y los precios de la comida. Un plato con langosta cuesta USD 9; con langostinos USD 6; con camarones 3... Eso sí, al meterse al mar hay bastantes piedras, pero si el objetivo es comer, entonces es el lugar indicado.
Muchines de yuca envueltos en hoja de bijao, asados lentamente al carbón.
Las frutas también son una delicia. Hay coco, piña, sandía, mango y todas las variedades tropicales con sus respectivos jugos y batidos. Incluso en la zona selvática de Esmeraldas se está dando una fruta asiática que tiene hipnotizado a más de uno. Se trata de 'Jackfruit', la fruta más grande del mundo que puede llegar a medir 90 centímetros y pesar entre 30 y 50 kilos. Con una puede comer una familia grande e invitar amigos a disfrutarla. Jackfruit es por fuera es café y rugosa; por dentro es similar a la guanábana o chirimoya.